viernes, 16 de julio de 2010

La versión femenina de Bruce Willis.

CAPÍTULO 6

No podía escuchar nada más que el tic-tac de mi reloj mientras bajaba las escaleras, era como si el mundo entero se parase de repente, me recordó al momento de silencio que precede a las catástrofes naturales y un escalofrío recorrió toda mi espalda.
Llegué al coche de Lye y sin ni siquiera pararme a regular el asiento lo encendí y pise el acelerador a fondo, tras un arranque digno de una carrera de formula uno puse rumbo a la casa de Garfiel.
Las siluetas que vislumbraba a través de las ventanillas eran casi imperceptibles por causa de la velocidad, cuando salí de la última curva que me separaba de mi destino pude ver a Garfiel esperándome delante de su portal, paré el coche un segundo y sin darle tiempo a cerrar la puerta salí quemando ruedas de nuevo:

- ¡¡Tía ten un poco más de cuidado que no me has dado tiempo ni a cerrar la puerta!!
- Un grupo armado tiene acorralada a mi hermana en un edificio del que desconozco la localización, ¡¿Te apetece que paremos a tomar un café?!
- Pues no es mala idea...
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Garfiel!!!!!!!!!
- Vale, vale, relájate, respira profundamente y repite conmigo: “estoy calmada, nada me preocupa, yo puedo superar esto”
- ¡¡Quieres dejarte de chorradas y encender el ordenador de una vez, tenemos que localizar a mi hermana!!
- Ya está encendido, solo te estaba haciendo rabiar mientras cargaba la configuración. Oye ¿no vas un poco rápido?, está señalizado a cincuenta y tu vas a ciento diez.
- (ignoro el último comentario) Le he dicho que dejase el móvil encendido, ¿podrás localizarla por la señal del teléfono?
- Si tiene GPS en el móvil no hará falta ni llamarla, vamos a ver.... introduzco el número aquí........ meto el código.............. pincho este botón y........................ un redoble de tambores por favor, ya tengo localizada a Yaiza.
- Ese es el Garfiel que me gusta a mí, busca la ruta más corta para llegar y hazme de GPS humano.
- Con que te gusto, a ver si al final todo esto lo has organizado tú para tener una excusa y así poder quedar conmigo.
- Me has pillado, he contratado a unos sicarios rumanos por Internet para que persigan a mi hermana y la acribillen a balazos para poder quedar contigo sin que sospeches que estoy loquita por tus huesos. ¡¿Pero tú estás tonto o qué?!
- Je je je je je.
- A mi no me hace ni pizca de gracia.
- Son bromillas para relajar el ambiente.
- Garfiel, no es momento para bromas, ¿te puedes tomar esto en serio?
- Um (se frota las sienes con los dedos). Creo que podré hacer un esfuerzo....... ................. Pichón. Jejejeje
- Para que pediré imposibles.
- Bueno, allá vamos, en esa rotonda coge la primera salida.
- Ok.
- Sigue recto hasta que yo te diga.
- Entendido.
- Todavía pienso que vas conduciendo muy deprisa.
- No seas nenaza, a ciento diez no se le puede llamar velocidad.
- Si cuando vas por carreteras que parecen más bien caminos de cabras. La siguiente salida a la derecha.
- ¿Esta?
- Si, cuidado que te pasas.
- ¡¡Agárrate!! (Se escucha el chirrido de las ruedas al tomar la curva).
- Pa haberse matao, a poco más y salgo por la ventanilla, menos mal que no estaba abierta.
- ¿A caso no llevas el cinturón de seguridad?
- No, la siguiente a la derecha.
- ¡¿Cómo que no llevas el cinturón?! Ya te lo estás poniendo ahora mismo.
- Si mami.
- Ni mami ni leches, en mi coche todo el mundo se pone el cinturón.
- Pues te ha salido mal porque este no es tu coche. Cuando llegues a la siguiente rotonda toma la tercera salida.
- Tú ya me entiendes. ¿Falta mucho para llegar?
- A esta velocidad un par de minutos si no nos matamos antes.
- Tranquilo que lo tengo dominado. Además a estas horas apenas hay trafico.
- Lo único lo radares.
- Eso si, espero que no nos pillase alguno. (Meto un frenazo para no atropellar a un peatón que cruzaba en un paso de cebra, el hombre se gira y nos hace aspavientos con las manos con cara de enfado) Creo que el caballero se ha cabreado.
- Normal, casi le pasas por encima.
- No exageres, todavía faltan quince centímetros para que lo toque.
- Anda arranca que ya casi estamos, en el siguiente cruce toma la calle de la izquierda.
- Izquierda, perfecto.
- Por cierto.
- Dime.
- ¿Se sabe quienes son esos hombres que persiguen a tu hermana?
- Pues no tengo ni idea, pero me puedo imaginar con que tienen que ver.
- Con Scorpion.
- Elemental mi querido Watson.
- La verdad es que se ha metido en una buena.
- Si pero de todo se puede salir.
- ¡¡Frena que ya hemos llegado!! Es ese edificio de ahí.
- Por fin, ha llegado el momento de la verdad (abro la puerta del coche).
- Espera, tengo unos regalitos para ti.
- Date prisa que quiero sacar a Yaiza cuanto antes.
- Lo primero este auricular inalámbrico con el que nos mantendremos en contacto en todo momenteto, una vez que me cuele en su sistema de seguridad seré tus ojos y te tendré informada de cada paso que dan eso capullos.
- Genial, a ver que me lo coloco, ya está, dime algo para probarlo.
- Pichoncito a mi no me engañas, estás loquita por mi.
- Funciona perfectamente y no tengo tiempo para seguir con tus jueguecitos así que no me fastidies más y dime cual es el otro regalo.
- Mi arma secreta, dos pistolas eléctricas importadas directamente de Estados Unidos, son como las que utilizan los cuerpos de seguridad solo que les he hecho unos arreglillos para que sean más efectivas.
- ¿Qué arreglillos?
- Las he fusionado con un Taser de mano de creación propia por lo que contarás con un disparo perfecto para enemigo a distancia intermedia y todas las descargas eléctricas que quieras para la corta distancia.
- Es una idea genial, me encantan, ¿algo más?
- Si, gafas de visión nocturna porque en tres, dos, uno... Adiós a la luz del edificio, ahora si estas lista para adentrarte en la jungla de cristal, nos vemos en un rato Bruce Willis en versión femenina.
- Nos veremos pero mientras tanto te escucho, espero que seas un buen Pepito Grillo y me guíes de la mejor manera.
- No lo dudes.
- Comienza el juego.

Coloco las pistolas entre la espalda y el pantalón, cojo las gafas, cruzo la calle, abro la puerta de la entrada y me pongo las gafas de visión nocturna mientras me adentro en el edificio haciendo el menor ruido posible, me doy cuenta de que la iluminación de la calle se cuela en el edificio lo suficiente para que no necesite la visión nocturna por lo que opto por quitarme las gafas.

- Garfiel estoy dentro, ¿me escuchas?
- Alto y claro.
- Puedes localizar en que piso se encuentra mi hermana.
- Claro, dame un par de segundos que compruebe todas las cámaras de seguridad.
- Vale pero date prisa.
- Ya sabes que nadie es más rápido que yo.
- Espero que no seas igual para todo. Por cierto con la luz de la calle no necesito las gafas.
- Quirías. ¿Quién se lo esta tomando a broma ahora? Si tuviesen informatizado el alumbrado podría....
- Son los nervios y solo te las estoy devolviendo.
- No doy encontrado a Yaiza, puede que se haya escondido en algún lugar fuera del alcance de las cámaras.
- ¡Mierda! ¿Ahora como la voy a encontrar?
- Yo lo sigo intentando mientras pongo en práctica algo que se me ha ocurrido para apagar las luces de la calle pero puede llevarme un poco de tiempo.
- Ok. Tiene que haber otra manera de saber donde está. (Piensa Laura, piensa, no puede ser tan difícil, me estoy bloqueando por la presión, respira hondo y cuenta atrás desde diez. Diez, nueve, ocho, siete, seis.... Pero seré estúpida) Ya lo tengo.
- ¿Qué vas a hacer?
- Llamarla por teléfono.
- Pero en cuanto suene la van a localizar.
- ¿Por quien me tomas? Yo siempre tengo la situación controlada, le dije que lo pusiera en silencio. (Saco mi móvil del bolsillo y me doy cuenta de que se me había olvidado de quitarle el volumen, ¿Qué pasa? Nadie es perfecto, lo pongo en silencio y llamo a Yaiza)
- ¿Pour que has tardado tant en llamarme? ¿Dónde estás?
- Estoy en la entrada del edificio pero necesito saber en que planta te has metido para poder sacarte de aquí.
- Subí pour las escaleras para escapar, estoy en el treizième.
- Entendido, piso trece, menos mal que nos soy supersticiosa.
- Aquí Garfiel, dile que salga un momento de su escondite para que yo pueda localizar su posición exacta y así te dirijo directamente a la oficina en la que se encuentre.
- OK, me dice Garfiel que salgas un momento para que te pueda localizar con las cámaras.
- Tres bien, ¿me ve?
- ¡La tengo! Está en la cuarta oficina del lado derecho del pasillo de la izquierda. ¡Mierda! Tenemos un problema.
- ¿Qué sucede? (tapo el móvil con la mano para que Yaiza no escuche la conversación y no tenga más preocupaciones de las que ya tiene)
- El enemigo se acerca peligrosamente al objetivo, están subiendo por las escaleras que dan al piso en que se encuentra tu hermana.
- Joer, eso es un problema serio.
- Pues lo peor es que se han organizado muy bien. Tienen una persona vigilando la salida de emergencia y han hecho dos grupos de tres personas, todos se comunican por radiofrecuencia, un grupo se encarga de registrar de abajo para arriba y el otro de arriba para abajo, dejan una persona vigilando las escaleras y el ascensor mientras que los otros se encargan del los pasillos con sus oficinas uno el izquierdo y el otro el derecho, en cuanto terminan se lo comunican al otro grupo y pasan a la siguiente planta.
- Eso significa que no nos vamos a librar del enfrentamiento directo.
- Pues eso parece.
- Además irán perfectamente armados.
- Pues si, llevan todos una nueve milímetros con silenciador.
- ¿Cuánto tiempo tengo antes de que lleguen a donde está Yaiza?
- Pues yo calculo unos cuatro minutos más o menos.
- Eso significa que tengo que tardar unos de treinta segundo en subir cada piso sin contar. Va a estar muy justo, necesito ganar tiempo. ¿Yaiza sigues al teléfono?
- Oui.
- Cámbiate de oficina, vete hasta la más alejada de las escaleras y espérame allí.
- Compris.
- Nos vemos en nada, te dejo que necesito toda mi concentración (corto la llamada). ¿Garfiel?
- Dime, te escucho.
- Me gustaría enterarme de lo que se dicen esos tipos...
- Jejejeje.
- ¿De que te ríes?
- De que te conozco mejor de lo que te imaginas. Ya puedo escuchar sus conversaciones, localice la frecuencia que usan mientras hablabas con tu hermana porque sabía que me lo ibas a pedir.
- Hoy te estás luciendo, si sigues así tendré que hacerte un contrato indefinido.
- Tengo mis días.
- Pues vamos allá con el plan.
- ¿Plan? ¿Desde cuando tienes un plan?
- Desde ahora, se me ha ocurrido que puedo intentar despistarlos usando el ascensor, tu estate atento a los movimientos que hagan. Botón pulsado, espero que funcione.
- ¿y ese es tu plan maestro? ¿Llamar al ascensor?
- A veces los mejores planes son los más sencillos.
- No creo que este sea.... ¡increíble!
- ¿Qué pasa? ¿Funciona?
- Pues de momento has captado la atención de los dos que estaban vigilando las escaleras.
- Genial, ¿bajan a ver o no?
- Pues no se ponen de acuerdo... ¡Espera!
- ¿Qué ocurre?
- Lo has conseguido el vigilante de las escaleras del grupo de abajo se dirige hacia ti y el sujeto que recorría el pasillo donde está tu hermana ha tenido que ocupar la posición de las escaleras con lo que has ganado un montón de tiempo.
- Eso es lo que yo llamo un golpe de suerte, ahora a camuflarse para que no me descubran.
- Tampoco tantas, tenías el 50% de posibilidades de que te tocase la mejor opción.
- No exactamente, ten en cuenta que también podrían haber dejado la escalera sin vigilancia y continuar los dos sujetos con la ronda y la que tu mismo dijiste que no bajase ninguno.
- No lo había pensado, por cierto la “ardilla” está bajando las escaleras de la séptima planta en menos de dos minutos lo tienes ahí.
- ¿Ardilla?
- Era por usar alguna palabra en clave.
- ¿Y por que precisamente ardilla podría ser “el oso”?
- Pues porque las ardillas suelen estar en los árboles y BAJAN cuando necesitan buscar comida, el oso sale de la cueva por eso creo que pega mejor lo de ardilla. Quinta planta.
- Si no salgo de esta ponerme un epitafio guasón.
- ¿Alguna sugerencia?
- ¿Qué tal? Aquí yace Laura, su madre le aconsejó que estudiase medicina pero ella quiso ser detective.
- Un poco largo. Tercera planta.
- A ver este: Deja de leer tumbas y empieza una vida nueva, coge la mía, ya no la uso.
- Ese me gusta más, pero aún podría ser mejor.
- Este también podría estar bien: Envía MORIR al 666.
- Jajaja ese, ese es el bueno. Chuliña en nada tienes a tu contrincante ahí.
- Si ya veo la luz...
- ¿Tan pronto? Si que vas a necesitar el epitafio. Ahora en serio, ten cuidado.
- Gracias pero no te preocupes por mi, preocúpate por el otro, va a tener un encuentro de alto voltaje.

Escondida detrás de una columna observo como la luz de la linterna va iluminando los escalones que hacen esquina, entonces veo como se asoma una figura humana de al menos un metro noventa de altura y de complexión fuerte, mejor dicho de complexión tremendamente cuadrada (ya me podría haber avisado Garfiel de que mi rival a batir podría ser tranquilamente un luchador de Wrestling).
“La ardilla” hace una pasada con su linterna, escondo la cabeza apoyándola en la columna, la baja temperatura del mármol hace que me dé un escalofrió y me entren ganas de estornudar, me pinzo la nariz con el dedo gordo y el índice de la mano derecha y con la otra me tapo la boca en un intento desesperado de contener el impulso, tras unos interminables segundos de angustia y sensación de ahogo evito el estornudo, cojo aire y me preparo para abalanzarme sobre mi contrincante.
Echo un nuevo vistazo para localizar al asaltante, se encuentra inspeccionando el ascensor, aprovecho el momento en que me está dando las espalda para acercarme lo más sigilosamente que puedo. En cuanto me coloco a cinco centímetros de distancia deslizo la mano a mi espalda para coger la pistola-taser pero el pitido de un coche interrumpió mi maniobra e hizo que “La ardilla” se girase y nos encontrásemos de repente frente a frente, no sabría decir quien se sorprendió más de los dos, tampoco tuve mucho tiempo para pensarlo porque transcurridos tres segundos me encontraba esquivando los zarpazos del animal enfurecido que tenía delante, en estos momentos me alegro un montón de haber elegido como actividad extraescolar Taekwondo, nunca pensé que me fuera a resultar tan útil.
Veo venir un puñetazo circular por la derecha, me agacho para que me pase por encima, me lanza una patada frontal, doy un salto hacía atrás para que no me alcance, menos mal que la masa muscular le limita un poco la velocidad de ataque porque si no estaba apañada, tras unos cuanto intentos fallidos más “La ardilla” desiste del ataque cuerpo a cuerpo y se echa la mano a la bandolera, entonces se me ocurre una genialidad de las mías, cojo una papelera metálica que se encuentra al lado del ascensor y le asesto un golpe en las manos que sostenían el arma consigo que la pistola salga por los aires y me libro, por los pelos, de recibir un disparo, con la adrenalina a tope opto por darle un golpe en la cabeza con la papelera, echo los dos brazos para atrás para tomar impulso y como si de una pelota de béisbol se tratase “bateo” su cabeza con todas mis fuerza, PLOM, sonó como si de un Gong chino se tratase, el golpe fue maravilloso, con una técnica perfecta, una ejecución de diez pero el resultado... eso ya es otra cosa. Yo esperaba dejarlo inconsciente o por lo menos desestabilizarlo un poco pero en lugar de eso me quede con un papelera abollada en las manos y con un oponente todavía más enfurecido, las venas hinchadas y la mirada de asesino psicópata lo delataron.
Como el plan A falló y la situación se estaba poniendo más complicada por segundos opté por la opción más fácil, coger la pistola-taser y dispararle. Me aleje unos pasos para tomar una mejor posición mientras “La ardilla” se sacudía la cabeza, sin apartar la vista del objetivo eche la mano a la espalda en busca del arma, en ese mismo instante “La ardilla” me clavó su mirada enfurecida y pegando un grito inició una carrera para placarme, saqué el arma tan rápido como pude pero cuando quise apuntar al objetivo ya lo tenía encima, literalmente, es decir, con la fuerza del impulso nos caímos los dos al suelo y él quedo encima mía:

- Bueno hombre, si lo que querías es terminar encima mía haber empezado por ahí que yo me dejaba. No es que sea una chica fácil, que si antes me invitas a cenar y al cine pues mejor pero que tampoco son requisitos imprescindibles, porque la juventud de ahora está muy desmadrada pero yo aún tengo mis principios eso que quede claro ante todo yo soy...
- ¡Silencio!
- Muchacho que carácter, haz un poco de yoga que va muy bien.
- ¿Quine eres? ¿Qué haces aquí?
- ¡Como han cambiado las frases para ligar! ¿Dónde ha quedado el típico estudias o trabajas?
- ¿Te parece que estas en situación de bromear?
- Pues la verdad es que si.
- ¡¿Perdona?!
- Es que me parece que no te has dado cuenta en donde se ha quedado mi rodilla.
- ¿Tu rodilla? (se levanta un poco para tener un mejor ángulo de visión y poder averiguar donde está mi rodilla y entonces yo... zasca) ¡¡¡OSTIS!!!
- Exacto, en tu entrepierna.

Tras el rodillazo en sus partes nobles el hombre de metro noventa se doblo como si de una diminuta ramilla de árbol se tratase, aprovechando la situación lo remate con una pequeña descarda, terminando así con su horrible sufrimiento. Para no dejar el cuerpo muy a la vista lo escondí dentro del ascensor, ya sé que no es el mejor escondite pero intentar arrastras vosotros solos a un tío que debía pesar como mínimo cien quilos.

- Garfiel ¿me escuchas?
- .........................
- ¿Garfiel?
- .........................
- ¡Genial! ¿Dónde se habrá metido?
- Estoy aquí, es que me han visto uno colegas y se han parado a charlar un rato conmigo, no había manera de deshacerse de ellos.
- Una preguntita.
- Dime.
- ¿Fueron ellos los del coche que pitó antes?
- Si, jejejejeje, es que son unos cachondos y como yo estaba concentradísimo en el ordenador y no los vi. me pitaron para llamar mi atención.
- ¡¡Te mato, a ti y a tus colegas!!
- Pero ¿Por qué?
- ¿Es que no los has visto por las cámaras?
- Tuve que cerrar el portátil cuando se acercaron a hablar conmigo al coche para que no nos descubrieran.
- Yo aquí, jugándome la vida, pensando que me estás cubriendo las espaldas y tu dándole a la sin hueso con tus colegas.
- Esta vez no me puedes culpar a mi ¿Qué le voy a hacer si tengo muchos amigos? Te lo creas o no a la gente le caigo bien.
- Bueno, bueno, bueno, menos mal que tengo recursos y que el Taser funcionó.
- ¿Funcionó? ¡Genial porque no lo había probado!
- ¡¿QUÉ?!
- Dije que no lo había probado.
- Te escuche a la primera.
- ¿Entonces para que dices qué?
- Anda, vamos a dejarlo que me agotas y tengo que concentrar toda mi energía en lo que estoy haciendo.
- A las mujeres no hay quién os entienda.
- Lo que tú digas, ¿Cómo se encuentra la situación en la planta de Yaiza?
- Prácticamente igual.
- Perfecto. Es hora de poner The eyes of the tiger voy a subir las escaleras.
- Pero antes y como lo prometido es deuda...
- ¿Qué me has prometido?
- ¡Tachan! Di sayonara a la luz de la ciudad.
- Vaya tío, ¿Cómo lo has hecho?
- Un mago nunca revela sus trucos.
- Siempre haciéndote el interesante.
- Jejejeje ese soy yo.
- Bueno, ahora si que voy a usar las gafas de visión nocturna y a continuar con el plan.
- ¿Plan? ¿Qué plan?
- Dejarlos a todos fritos y comérmelos con patatas.
- Pues ten cuidado con el colesterol.
- Lo tendré en cuenta.

Con esta conversación de lo más insustancial como banda sonora encamino mis pasos hacia el inicio de la escalera, me paró delante de ella, me mentalizo para lo que está por llegar y alzo el pie derecho para subir el primer escalón.


CONTINUARÁ...