miércoles, 3 de marzo de 2010

Cariño, confianza y convivencia.

CAPÍTULO 3



Veo como mi hermana se adentra en el dormitorio y la sigo tan rápido como puedo, en apenas tres segundos, que fue lo que tardé en llegar, ya tenía encima de la cama toda mi ropa del armario y la estaba cambiando por la que traía ella. Me pregunto cuanta ropa podrá caber en una maleta, no hace más que sacar una prenda tras otra y otra y otra y otra... parece que no se terminan nunca, está tan entusiasmada que no se que decirle, no me gusta la idea de perder mi libertad pero la familia es la familia y eso siempre lo he tenido muy claro, estaré ahí para lo bueno y para lo malo aunque haga más de diez años que no nos vemos.

- ¿Qué te pasa hermanita? Estás muy silencieux.
- Me preguntaba si tienes pensado dejarme un hueco en el armario para mi ropa.
- Oui, claro, en cuanto ordene un peu la mía verás comme entra tout parfaitement.
- Y eso de que se te escapen palabras en francés, me resulta gracioso, ¿Has pasado tanto tiempo en Francia que ya no sabes hablar correctamente el castellano?
- Jejeje, c’est posible, he vivido mas años an France que en España.
- Si, hace muchísimos años que te fuiste, diecisiete si no me equivoco, pero lo recuerdo como si fuera ayer.
- Non est facile de olvidar, fue le jour en que papa et mama se separaron.
- Si, papa consiguió tu custodia y te llevó con él a Paris, mientras mama y yo nos quedamos aquí, la pobre lo pasó tan mal que al mes de marcharos se...
- Bueno, es meilleur dejar le passé atrás. Hemos vivido momentos muy tristes pero nos han servido pour ser plus fuertes.
- Y para reencontrarnos porque la última vez que nos vimos fue cuando asistí al entierro de papa en Francia.
- Dix années han pasado desde entonces, mírate ahora, eres toda une femme.
- Una femme fatal, como la de las películas de los ochenta si hasta soy detective y todo.
- ¿Detective? Tout le temps te gustó Sherlock Holmes.
- Si, jejeje, aunque mis casos son muy diferentes a los suyos, creo que me parezco más a Verónica Mars pero en moreno.
- ¿Tienes quelque un ahora?
- Pues si, uno un poco extraño la verdad, un padre que busca a su hija, de la que no sabe nada desde hace más de tres años y que “casualmente” es mi mejor amiga, ¿sospechoso? A mi me lo parece.
- Lo has aceptado.
- Si, presiento que algo interesante se esconde tras este caso.
- Regardes tu met les pieds, puede ser peligroso.
- Siempre lo hago, se cuidar de mi misma.
- N´ai dudas.
- ¿Qué? ¿Le falta mucho a la ropa?
- Non, ça fini.
- Genial, pero ahora a ver donde meto la mía.
- Es que l´armoire es très petit.
- ¿Muy pequeño? A mí me sobraba sitio, lo que pasa es que tu traes mucha ropa, anda quita de ahí que verás que rápido hago espacio (apretujo las prendas colgadas, reduzco la cantidad de pinzas que necesito poniendo dos pantalones en cada una de ellas y hago lo mismo con las que tienen camisas, entonces las coloco en el espacio vacío, cojo las camisetas, las doblo y las coloco unas encima de las otras y para dentro) Listo, lo he resuelto en un plis plas.
- Yo n´est pour fastidiar mais falta la ropa interior.
- Al tercer cajón de la cómoda que está vacío, supongo que te llegará ¿no?
- Je ne se pas.
- ¡Como que no sabes! Pues si no te llega montamos un mercadillo de ropa de segunda mano, que la verdad, no se para que necesitas tanta.
- Si seul he traído trois trapitos.
- Creo que será mejor dejar el tema, ¿Has cenado?
- Non, ¿te apetece un plato typique francés? Cocino yo.
- Hecho.

Guardamos las maletas debajo de la cama para que no molestasen por el medio de la habitación y nos pusimos rumbo a la cocina, nada más llegar a ella me di cuenta de que todavía no la había limpiado y no fui la única que lo notó.

- ¿Qu´est que-ce? ¿Qué ha pasado ici?
- OH, jejeje un pequeño accidente con el almuerzo. Pilla lo que necesites de la nevera mientras yo voy arreglando este desastre.
- Très bien, veamos que hay en le réfrigérateur, mais si está casi vacío, un peu de viande, anchois, tomates, carottes, fromage, mayonnaise, bières et yogourts.
- Se me olvido hacer la compra, podemos preparar “viande avec assaisonnement de bleu fromage” (carne con salsa de queso azul), todavía te gusta ¿no?
- Oui, es mon plato favorito.
- Pues no se hable más, tú preparas la carne y yo preparo mi ensalada especial.

Nos pusimos manos a la obra y entre las dos en muy poco tiempo teníamos la cena casi preparada, mientras Yaiza le daba los últimos retoques a la carne yo puse los platos y los cubiertos en la mesa del salón.

- ¿Qué vas a beber? Tengo agua o cervezas fresquitas.
- Bière, sil vous plais.
- Marchando dos cervecitas entonces. La mesa ya está puesta, ¿le falta mucho a eso?
- Solo cinq minutos.
- Um, huele que alimenta, has mejorado tus dotes culinarias.
- Ton cocina ne puede pas decir lo mismo de toi.
- Ah! Eso ha sido un golpe bajo, no fue culpa mía, eran los huevos que estaban muy frescos y salpicaban un montón, además que hago yo dándote explicaciones.
- Jojojojo, no te enfades, c´est una broma.
- Muy graciosa, tienes una chispa, de mayor vas a ser mechero.
- La dîner está lista.
- Pues a cenar se ha dicho, vamos al salón.

Cenamos entre risas y anécdotas de la infancia, pero sin abordar los temas realmente importantes, como por ejemplo el motivo de su regreso, no salió de ella contármelo y yo no quise hacer ninguna pregunta que nos fastidiase el momento, ya llegaría la hora de averiguarlo. Cuando nos quisimos dar cuenta nos sorprendió el sol por la ventana, eran las ocho de la mañana, se nos pasó la noche volando, lo cierto es que más bien fue el día entero lo que se me pasó volando, hacía mucho tiempo que no tenía una conversación nocturna tan larga con nadie, teníamos tantas cosas que contarnos y las que se quedaron todavía en el tintero pero Yaiza estaba cansada del viaje y empezaba a tener mucho sueño.

- ...y cuando fuimos de picnic, jejeje
- Si.
- Me acuerdo que te perseguía una abeja y tú corrías y corrías.
- Si.
- Gritabas: “papa quítamela que me persigue, PAPA”
- Uhum.
- Y mama te decía Yaiza tranquila no te va a picar, pero tu no la escuchabas y seguías corriendo.
- Uhum.
- ¿Al final te picó o no?
- Uhum.
- Vaya, creo que no me haces ni caso.
- Uhum.
- Está medio dormida la pobre. Anda Yaiza vamos a la cama que te estás quedado frita en el sofá.
- Oui, será lo mejor, estoy muy fatiguée. Et toi ¿no duermes?
- No, yo voy a hacer unos recados, descansa tranquila, volveré para la hora de comer.
- Très bien, despiértame et comemos juntas.
- Vale. Que descanses.

Cierro la puerta de la habitación haciendo el menor ruido posible, aunque la verdad es que las bisagras necesitan un poco de aceite porque chirrían como las de un casa del siglo dieciocho. Entonces me invade una sensación agradable, casi como de felicidad, ¡¡Será posible, si me va a terminar gustando estar acompañada, me estoy convirtiendo en una sentimental!! Puede, pero seré una sentimental con pasta, saco el cheque de su escondite y lo guardo en mi cartera, ha llegado la hora de ir al banco a ingresarlo. Así pues, cojo las llaves de mi coche y me bajo al garaje, no os daré muchos datos sobre él, ya sabéis, para un detective es imprescindible pasar desapercibidos y la mayoría de las investigaciones las realizamos con un vehículo, lo que implica máxima discreción en temas de transporte, nada de deportivos caros ni descapotables llamativos.
Pongo en marcha el motor, meto primera y salgo del garaje, no hay mucha distancia hasta el banco por lo que en menos de cinco minutos ya tengo el coche aparcado en frente de la puerta. Bajo rápidamente, entro en las instalaciones, me dirijo a caja y meto el cheque por el agujero para dárselo a la chica de detrás de la ventanilla.

- Buenos días, vengo a ingresar este cheque.
- Hola, un segundito que enseguida le atiendo.

Continúa archivando unos papeles, escribiendo algo en el teclado del ordenador, entonces se levanta y va a junto de un compañero, se entretienen hablando sobre algo divertido porque no hacen más que reírse. Parece mentira, para una vez que no tengo que esperar en la cola del banco es la persona de detrás de la ventanilla la que me hace esperar.

- Ya estoy con usted. ¿En que puedo ayudarle?
- Venía a ingresar este cheque y si es tan amable querría sacar seiscientos euros ahora que puedo. (le paso el cheque por el agujero de la ventanilla).
- ¡Vaya! Un cheque al portador por un importe de tres mil euros, estos no se ven todos los días.
- Si, yo estoy igual de sorprendida, se lo puedo asegurar.
- Pues tendrá que esperar un poco más porque tengo que hacer unas comprobaciones antes de ingresarlo... (se levanta rápidamente y se va junto al compañero con el que se había estado riendo antes. Se susurran algo, me miran los dos a la vez con cara de asombro y vienen los dos a hablar conmigo)
- Buenos días doña Laura, me llamo Juan y soy el director del banco.
- Mucho gusto, ¿Qué sucede? ¿hay algún problema con el cheque?
- No, para nada, son simplemente comprobaciones rutinarias...
- No me lo diga, al ser un cheque al portador con una cantidad medianamente considerable tenéis que comprobar que tiene fondos y que la persona que lo expidió está al tanto de la operación ¿me equivoco?
- Jajaja pues la verdad es que ni yo mismo lo habría explicado mejor. Pero vayamos a hablar a mi despacho.
- Menos mal que no suele ser mi método de cobro habitual sino no me quedaría tiempo para cumplir mis encargos.
- ¡¿Encargos?!
- Si. Es que soy asesina a sueldo
- ¡¡¿Cómo ha dicho?!!
- Que es broma hombre, si fuera cierto ahora tendría que matarle...
- ...
- ...
- ...
- Bueno, será mejor que no le entretenga más, así podrá comprobar que efectivamente que todo está OK.
- En realidad ya lo está haciendo mi compañera, yo simplemente quería explicarle el proceso para que no se extrañase por la tardanza.
- OH!! Muy considerado por su parte. ¿Faltará mucho? Es que tengo que hacer unos recados y se me va a pasar la mañana...
- Seguro que en breve estará listo.

Tras esta afirmación pasó una hora hablando de temas económicos, que si con el cambio al euro la economía española se fue al traste, que si el euribor fue la perdición de los españoles hipotecados, que las inversiones en bolsa estaban más paradas que nunca...
Entonces llegó el momento en el que se requirió los servicios del director del banco para solucionar no se que asunto con un ricachón, con lo que tras disculparse educadamente el señor Juan me dejó esperando sola en su despacho, miro el reloj y veo pasar el tiempo, un minuto, dos minutos, tres minutos, cuatro minutos... Echo un vistazo a mi alrededor y me doy cuenta de que el despacho está ordenado de manera meticulosa, no hay ni una sola hoja fuera de lugar, los libros de las estanterías están ordenados por orden alfabético, lo único que le da un poco de vida al lugar es un cactus y una fotografía en la que se ve a director sonriendo junto a una hermosa mujer rubia y dos pequeñas criaturitas de no más de tres años, por el asombroso parecido físico diría que son gemelos, vamos, lo que viene siendo una familia feliz.
Siento como se me empieza a entumecer una pierna, es lo que tiene estar sentada tanto tiempo en la misma postura, además no se puede decir que la silla fuera muy cómoda, seguro que lo hacen apropósito para que el cliente se marche lo antes posible. Me levanto antes de que me de un calambre y me pongo a pasear por el despacho mientras investigo un poco, que se le va a hacer, me viene de formación profesional, me llama especialmente la atención un Diploma, Licenciado en económicas por la Universidad de Madrid. ¿Por qué en Madrid? Residiría allí en aquella época, entonces ¿Por qué se vino a trabajar a Galicia? En ese instante en el que comenzaba a dar rienda suelta mi imaginación entró la chica de la ventanilla.

- Disculpe señora Laura.
- Por favor llámame Laura a secas, si ya hay confianza.
- Pues Laura entonces, ya hemos comprobado que está todo correcto, si me acompañas a caja te doy esos seiscientos euros que querías.
- Genial, pues a que estamos esperando (nos dirigimos a caja y la chica me pasa el cheque por debajo de la ventanilla)
- Antes de nada tienes que firmármelo.
- Yo pensaba que eso era solo para los que van con nombre y no los cheques al portador, ya está firmado, ¿necesitas algo más?
- No y aquí tienes los seiscientos euros y el recibo. Gracias y disculpa por hacerte esperar tanto.
- Si, lo cierto es que me habéis hecho esperar... (miro el reloj y son las 13:30) lo suyo; y me voy pitando que tengo prisa. Adiós.

Salgo tan rápido como puedo de la sucursal, todavía tengo que ir a hacer la compra al supermercado para llenar la nevera. Ahora que tengo compañía no me puedo tomar la libertad de salir a comer fuera yo sola cuando me quede sin reservas de comida. Me monto en el coche y pongo rumbo al súper más cercano, como no quiero perder ni un segundo aparco en el primer espacio que encuentro, cojo el primer carro que me viene a la mano y entro en la tienda mientras voy haciendo mentalmente una lista de todo lo que puedo necesitar empezando por la leche, luego se me olvida y adiós al café del desayuno, cereales y galletas para acompañar el café, luego pasamos a los alimentos de verdad, carne de ternera, costillas de cerdo, un poco de lomo, jamón, unos chorizos y un pollo entero, de pescado un poco de pez espada, salmón y bacalao (eso es lo que yo llamo un variado de carne y pescado), añadimos unos paquetes de arroz, lentejas y garbanzos, también lechuga, tomates, zanahorias, patatas y una docena de huevos (hijos de puta los huevos) para terminar algunos dulces, flanes, yogures y golosinas diversas, AH!! Casi se me olvidan las bebidas, cocacolas, kases, y por supuesto el alcohol: una botella de tequila, dos de whisky y una de vodka, creo que serán suficientes para la celebración de esta noche, porque el reencuentro familiar se merece una celebración de verdad.
Bueno creo que no me falta nada, es hora de pasar por caja, así que empujo el carro dirección a la salida y me pongo en la cola para que me cobren, espero a que terminen las dos personas que se encontraban delante mía y empiezo a colocar mis productos en la cinta, la velocidad de la dependienta al pasar los productos por el lector me deja sorprendida, lo cierto es que solo nos dio tiempo a decirnos:

- Hola.
- Buenas.
- Son ciento sesenta y ocho con cincuenta y nueve.
- Toma.
- Aquí tiene la vuelta. Gracias por venir.
- Gracias. Adiós.

Recojo todas las bolsas y me dirijo a meterlas en el coche, entonces escucho una voz familiar:

- Laura que casualidad encontrarte aquí.
- (no puede ser, con lo tranquila que estaba siendo la mañana) Hola Lola.
- Llevas mucha comida, ¿es que tienes invitados?
- No.
- Entiendo, pero como ayer salió un señor muy atractivo de tu piso pensé que...
- Solo venía para que le ayudase a encontrar a alguien.
- Es una lastima que no me estuviese buscando a mi (dice en voz baja).
- ¿Cómo dices?
- No nada, nada.
- Bueno Lola no me gustaría parecer mal educada pero tengo que irme, ya sabes no se debe romper la cadena de frío de los alimentos.
- Si, por supuesto, nos vemos luego.
- Claro, en los rellanos.


Ya con las bolsas guardadas en el maletero regreso a casa, meto el coche en el garaje y pienso que todavía queda lo peor, subirlas por las escaleras, en momentos como estos mataría por un ascensor.
Tras varios minutos y con los dedos amoratados a causa de las bolsas de plástico llego a la puerta del piso, abro intentando hacer el menor ruido posible por si Yaiza está todavía descansando, no veo a nadie en el salón por lo que supongo que estoy en lo cierto y sigue durmiendo. Llevo las bolsas a la cocina y empiezo a colocar las cosas en su sitio, una vez terminé llegó el momento de poner manos a la obra y preparar el almuerzo, con la poca idea que tengo de cocinar, um... no se yo que preparar, está claro que tiene que ser algo típico de la tierra nada de nouvelle cousine que Yaiza tiene que estar más que harta de tanta comida de posturno, Ya lo tengo!! Una empanada con el lomo que acabo de comprar, será mejor que empiece cuanto antes que se va a despertar la ocupa y me va a coger con las manos en la masa (jejeje, en la masa de la empanada jajaja que ocurrente soy, si es que tengo una chispa que de mayor voy a ser mechero) empecemos por la preparación de la masa, harina, dos huevos, la manteca blanda, un poco de vino blanco, agua, aceite y sal y a reposar una horita, mientras tanto voy poniendo la mesa para hacer un poco de tiempo antes de preparar el relleno. Para el relleno doramos en una sartén con aceite, bien picaditos, ajos, cebolla, jamón, y unos pimientos rojos que tengo y creo que le quedaran genial, pues para adentro también, le añadimos el lomito ya salado lo sofreímos todo junto, agregamos puré de tomate, vino, azafrán y pimienta (lo cierto es que como uso pocas especies para cocinar tenía los botecillos casi sin usar) y lo reducimos hasta que absorba todo el caldo, un olor tremendamente apetecible empieza a invadir el piso y como si del más sonoro de los despertadores se tratase hizo que mi hermana se despertarse de su apacible sueño y viniese a para a la cocina.

- Bon jour.
- Hola, ¿has dormido bien?
- Comme un tronco.
- Me alegro.
- ¿Que est que tu preparas? Huele que alimenta.
- Pues una empanada de lomo de cerdo.
- Um c´est magnifique. La de temps que je ne la comía.
- Pues seguro que menos tiempo que de la última vez que preparé yo una.
- No est posible. ¿a no ser...
- A no ser que sea la primera vez que preparo una y ese es el caso así que no esperes demasiado.
- Sûr que está très buena.
- En caso contrario siempre podemos llamar a un chino para que nos traigan la comida a casa.
- ¿puedo ayudarte?
- Pues si la masa ya subió puedes ir estirándola porque el relleno ya está listo.
- Bon.


Estiramos la masa y la pusimos en un recipiente, vertí el relleno y la tapamos con otra capa de masa pegando los bordes con los dedos, le dimos los retoques finales, unos adornos con la masa sobrante, una pasada con huevo batido y para dentro del horno a unos ciento ochenta grados, esperamos a que se dorase, entonces la sacamos del horno, la cortamos, nos servimos un trozo cada una y fuimos al salón para empezar a comer.

- Como cocinera tengo el deber de ser la primera que pruebe la comida, yo que tu esperaría cinco minutos no vaya a morir intoxicada.
- Serás brute.
- Se dice bruta y si lo soy un poco pero he de decir que la empanada está buenísima, parece mentira que la preparase yo.
- C´est verdad, está très buena.
- Si no te importa voy a encender el televisor, me gusta ver las noticias para estar un poco informada.
- Oui, pon la télévision.
- Por cierto, tenía pensado montarte una fiesta de bienvenida esta noche, ¿te gusta la idea?
- Ya sabes que ne dit jamais que no a una bonne fiesta.
- Así me gusta, pues como esta tarde tengo que ir a comprar unas cosas para el trabajo seguro que me paso por donde está trabajando Garfield, ¿te gustaría venir conmigo?
- Oui, como no voy a saludar a mon meilleur ami.
- Seguro que él también se lleva una alegría al verte, aún el otro día me pregunto si sabía algo de ti.
- ¿et comme le va?
- Ya sabes como es, le va bien pero siempre liándola, ahora trabaja en una tienda que vende todo tipo de cacharros electrónicos.
- Será genial pouvoir visitarlo y... sapristi mon téléphone, excuse moi.


Efectivamente un teléfono móvil empezó a sonar en la habitación, Yaiza salió corriendo para responder a la llamada y entonces pude escuchar como Yaiza le contestaba a alguien en francés pero en ese mismo instante cerró la puerta impidiéndome enterarme de la conversación.
A los diez minutos salió de la habitación, se había cambiado de ropa y la noté un poco nerviosa.

- Te has cambiado, ¿vas a salir?
- Oui.
- Pero no vas a tomar algo de postre, traje yogures y flanes.
- Non, merci. Tengo prisa.
- Quieres que te acerque a algún lado en el coche.
- NON!! (me contestó alterada)
- Vale pero no me pegues (le digo de broma)
- Excuse moi, es un asunto delicado
- Entiendo, si te puedo ayudar solo tienes que pedirlo, ¿lo sabes no?
- Oui, será meilleur deja la fiesta pour otra soir ne se cuanto voy a tardar.
- Vale, llámame si quieres que te recoja más tarde...
- No te preocupes (me dice con una sonrisa en el rostro mientras sale por la puerta dejándome con la palabra en la boca).


No me gusta nada esta situación, se que aquí pasa algo, ¿Por qué no me cuenta cual es el problema? Y esa sonrisa, es la misma que ponía cuando éramos pequeñas y quería ocultarme los problemas para protegerme, lo que sucede es que ahora ya no soy esa niña ingenua que creía que todo iba bien cuando se lo decían sonriendo y mi instinto me dice que se avecina una tempestad, será mejor que vaya tapiando las ventanas...

Y en los próximos capítulos....


- Marva tu padre me ha contratado para que te encuentre.
- No, no quiero saber nada de él.
- Pero ¿Por qué?
- Eso es asunto mío, ¿no habrás aceptado el caso?
- Si.
- Eres, eres una...


- Detective Nit al teléfono.
- Nit, necesito tu ayuda!!!
- Lye, ¿eres tú? ¿Por qué me llamas con número oculto?
- ...
- Lye, LYE!!! Contesta joder.
- Piiiiiiiiiiiii, pi pi pi...



- Alto policía, las manos donde pueda verlas!!
- Tranquilo hombre que soy de los buenos.
- No se mueva!!
- Agente estoy investigando un caso, soy la detective Nit.
- Si y yo soy Colombo. Vamos a tener una charla en comisaría, queda usted detenida, tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga puede se utilizado en su...