miércoles, 17 de marzo de 2010

"La mía familia"

CAPÍTULO 4

El portazo sonó por todo el piso dejando lugar a una inquietante sensación de intranquilidad. Parece que me quedo sola otra vez, aprovecharé para tomar el postre mientras miro la televisión.
Voy a la nevera y saco un flan, me hago con una cuchara del cajón y vuelvo para el sofá. En la televisión están poniendo la nueva temporada de entre fantasmas, se me hace raro ver una serie de ciencia ficción a esas horas de la tarde en las que solo hay programas de cotilleo y telenovelas, subo un poco el volumen para enterarme de los diálogos, al parecer un fantasma está rondando al hijo de la mejor amiga de la protagonista pero como siempre el fantasma termina yendo hacia la luz, que forma más bonita de decir que la han espichado definitivamente y no le tocarán más las narices a los familiares.
Una vez terminada la serie me dediqué a hacer un poco de zapping para matar el tiempo, llegué a la conclusión de que no me pierdo nada interesante en las tardes que estoy de seguimiento en un caso, por favor, tantos canales y en ninguno ponen algo que merezca la pena. Al fin, las cuatro y media, ahora podré hacerle una visita a Garfiel en su tienda y encargarle el material que necesito.
Cojo las llaves del coche y me dirijo al garaje, lo cierto es que llevo un día en el que no hago más que subir y bajar escaleras se me van a poner unas piernas tremendamente estilizadas. Una vez puesto en marcha el coche decido cambiar el CD de música que llevo puesto, lo tengo aburrido de tanto escucharlo voy a optar por uno de Dover que siempre me sube la moral y hace que me olvide de los problemas “The phone is singing in the... ♪♪”.
A las cinco menos cuarto estaba delante de la tienda, llegué un poco pronto por lo que todavía no estaba abierta, parece que me toca esperar hasta las cinco, lo mejor será que haga un poco de tiempo en una cafetería mientras aprovecho para tomarme un café. En el mismo instante que me doy la vuelta me encuentro de frente a Garfiel.

- Hola chuliña ¿Qué haces aquí?
- Vaya que susto me has dado, ¿es qué siempre apareces por la espalda?
- Jajaja. A ver si va a ser que eres una miedica.
- Si, va a ser eso. ¿vas a abrir la tienda ya?
- Bueno lo cierto es que iba a tomar un café antes, todavía faltan quince minutos hasta la hora de abrir pero como te vi esperando decidí acercarme.
- Me alegro, así podemos ir a tomar el café los dos juntos y charlar un rato, ¿A dónde vamos?
- Aquí al lado hay una cafetería a la que suelo ir yo.
- Genial, no conozco muy bien esta zona así que vamos a donde tú digas.
- A la de Manoliño entonces.
- Te sigo, espero que no quede muy lejos.
- No te preocupes, está aquí al lado, por cierto ¿a qué se debe la visita?
- Pues necesito unos nuevos gadgets e inmediatamente pensé en ti.
- Ya, ya por los gadgets, lo que pasa es que me echabas de menos y te has inventado una excusa para verme.
- ¡¡Vaya!! Me has descubierto, estoy locamente enamorada de ti pero se que tu también sientes lo mismo, se te nota que estas coladito por mi.
- Jajaja ¡¡Quirias!!
- Jeje. Seguro que si, no duermo por las noches pensando en ti.
- Bueno pues ya hemos llegado, ¿entramos?
- Hombre, si te parece nos quedamos en la puerta, creo que las ironías de antes te han dejado exhaustas las neuronas.
- Anda que te encanta meterte conmigo.
- Pues si jejejeje.
- Buenos días Manoliño me pones un café cuando puedas, ¿y tú que tomas Laura?
- Yo quiero un café con leche por favor.
- Que educada te has vuelto de repente.
- ¡¡Oye!! Yo soy muy educada solo que depende de la situación.
- Chicos aquí tenéis vuestros cafés, además os traigo unos trocitos de bizcocho casero que están buenísimos.
- Tu si que sabes Manoliño.
- Gracias, aunque debo confesar que yo ya he tomado un flan como postre, es que esta mañana fui a hacer la compra porque ahora tengo compañera de piso.
- ¿compañera de piso?
- Si, mi hermana se ha venido a vivir conmigo.
- ¿Yaiza? ¿Pero no estaba en Francia?
- Si, pero ha vuelto.
- ¿Por qué? Quiero decir, ¿viene de vacaciones o va a quedarse?
- Pues creo que va a ser la última opción aunque no me ha confesado por qué se ha marchado de Francia.
- Que raro ¿no?
- Ya te digo. Además le dije si quería venir conmigo a hacerte una visita y primero me dijo que si ilusionada, luego la llamaron por teléfono y se marchó corriendo sin darme ninguna explicación.
- Sigo diciendo que es muy raro. Pero como no me quiero meter en asuntos familiares voy a cambiar de tema, ¿Qué tal con la camisa espía que te presté?
- Mierda, te la a iba a traer hoy y con las movidas que me han pasado se me olvidó.
- No te preocupes, no me corre prisa pero me gustaría saber que puntuación le das a mi creación.
- Pues sin considerar que me diste una camisa que me quedaba pequeña debo decir que le doy un nueve sobre diez, aunque me faltó probar si efectivamente es invisible para los detectores de micrófonos y cámaras.
- ¡¡¡Un nueve, pero si es perfecta!!! ¿Cuando has visto tú una cámara que tenga el tamaño de un botón, con un alcance de grabación y escucha de doscientos metros, con localizador por GPS y que sea indetectable?
- Si, pero... ¿Qué pasa si los malos te hacen quitar la ropa para comprobar que no lleves micros?
- Ah!! Pues no había pensado en ello.
- Pues te digo yo que es mucho más fácil que te hagan quitar la ropa a que dispongan de un detector para comprobar que no lleves micrófonos.
- Si, aunque digo yo que en algún momento te vestirás de nuevo y entonces podrás seguir grabando.
- Pues si, era para sacarle algún defecto.
- Aja, ¡ya son las cinco! vamos que tengo que abrir la tienda. Manoliño te dejo en la barra el dinero de los cafés, a este te invito yo Laura.
- Muy amable, vamos para la tienda y te comento lo que necesito.

Nos levantamos y nos pusimos camino a la tienda, la verdad es que no quedaba muy lejos de la cafetería, a unos trescientos veinte pasos, llegamos enseguida, Garfiel abrió el cerrojo y me hizo un gesto para que pasase, nada más entrar pude comprobar que había cambiado los productos del escaparate y de las estanterías, ahora había robots de diferente usos, unos para cocinar, otros para limpiar, un robot de vigilancia y muchos de animales, perros, gatos, dinosaurios incluso un R2 a tamaño real.

- Veo que has cambiado la decoración.
- Jejeje, si digamos que unos señores de traje y corbata me pidieron “amablemente” que firmase un contrato de exclusividad por mis creaciones con ellos, por lo que he tenido que poner otro tipo de artículos a la venta. Lo que se viene llamando una tapadera.
- ¿señores de traje y corbata? ¿estás trabajando para el gobierno?
- Bueno, en realidad colaboro con la policía secreta.
- No me lo puedo creer, Garfiel el pirata informático antisistema trabajando codo con codo con los papas pitufos. El mundo al revés, si no lo veo no lo creo.
- No me dieron otra opción, o lo hacía por las buenas o por las malas. El lado positivo es que ahora tengo presupuesto ilimitado para mis proyectos.
- Y como se te da bien mentir, siempre puedes ocultarles alguna de tus nuevas creaciones (le digo guiñandole un ojo)
- Ya te digo, vamos para la trastienda que tengo montado allí mi laboratorio.
- Guau, esto si que es una trastienda, se nota que apuestan por ti como investigador, menuda maquinaria que te han puesto los de la secreta.
- Y que lo digas, ni en mis mejores sueños tenía un equipo informático similar, con esto las posibilidades son infinitas. Por ejemplo, mira este portátil, tiene una capacidad de almacenamiento digna de uno de los mejores ordenadores de mesa además de una autonomía de más de dos días a pleno rendimiento.
- Que pasada, ¿De que está hecha la batería de ese trasto?
- Pues es el mismo material solo que... Ostiiii!!.
- ¿Que pasa?
- Pues ... ¡¿o soy un semidiós y dí vida a una camisa que tiene libre albedrío o alguien con buen gusto te la cogió prestada?!
- ¿Cómo?
- Lo que escuchas, es que antes estaba mejorando un programa de localización por vía satélite, lo probé con el GPS de la camisa, se me olvidó cerrarlo y ahora pone que se encuentra en un polígono industrial a unos cuantos quilómetros de aquí.
- ¡Claro! Al ordenar el armario la debí dejar del lado de las cosas de mi hermana y se la habrá puesto sin darse cuenta.
- Pues vamos a ver que está haciendo en un lugar como ese.
- No creo que sea de buena hermana espiar a... ¿eso que estoy viendo son armas?
- Si y no me parece que sean de curso legal, vamos que no creo que las esté comprando en una armería.
- Joder, esto no me gusta una mierda, ponlo a grabar y dale volumen para que escuchemos lo que están diciendo. ¿Tienes una silla o un taburete para dejarme?
- Si, debajo de la mesa del centro tienes un taburete.

Me lanzo sin pensármelo a por el taburete, lo coloco con un ligero lanzamiento al lado de la silla de Garfiel y me siento rápidamente para no perderme ni un segundo de lo que está pasando, entonces como si de la mejor de las películas se tratase nos quedamos los dos petrificados y boquiabiertos observando lo que estaba mostrando la pantalla del ordenador.
Una sola mesa cubierta con todo tipo de revólveres, subfusiles, fusiles y alguna que otra escopeta era la única decoración de una especie de nave industrial, todo ello protegido por al menos tres hombres armados que se pasean de un lado para otro... en realidad cuatro ya que se une uno más a la fiesta en ese mismo instante y se sienta al otro lado de la mesa, justo en frente de mi hermana, la cual comienza a hablarle.

- Bon soir, supongo que tu eres Scorpion.
- Efectivamente, y usted la señorita Yaiza. Me han hablado tanto de usted que es casi como si la conociera.
- Pues ne puedo decir lo mismo de toi.
- Jejeje Es que mantengo mis asuntos y mi vida personal en un estricto silencio.
- C´est lo mejor pour este trabajo.
- Si, los que hablan demasiado suelen terminar muertos.
- Aun así me puede la curiosité, ¿Pour que el nombre de Scorpion?
- (entonces el hombre saca bruscamente su arma y la pone encima de la mesa con el resto) Esta arma siempre me acompaña, ¿la reconoce?
- Un subfusil, el Scorpion VZ86.
- Sorprendente. No todo el mundo la conoce.
- Digamos que j´adore las armas de fuego.
- Como sigamos por este camino terminaré pidiéndote matrimonio.
- Ne mezclo le placer avec les negocios.
- OH, me acabas de romper el corazón.

Me levanto bruscamente del taburete y echo las manos a la cabeza como si ello pudiese ayudarme a comprender mejor la situación, buscando una explicación racional a lo que mis ojos estaban viendo en la pantalla del ordenador.

- ¡No me lo puedo creer! ¿Pero que diablos hace mi hermana ligando con un traficante?
- Es muy fuerte.
- Y que lo digas Garfiel, pero tiene que haber una explicación.
- Puede que Yaiza se halla sentido atraída por el lado oscuro. Allí la fuerza es muy poderosa.
- Tu siempre con tus referencias a la guerra de las galaxias, pero esto es muy serio (Tiri ri riri tiriri♪♪), mierda quien me llamara ahora, que inoportuno, Garfiel tu sigue prestando atención a la grabación. Detective Nit al teléfono.
- Nit, necesito tu ayuda!!!
- Lye, ¿eres tú? ¿Por qué me llamas con número oculto?
- ...
- Lye, LYE!!! Contesta joder.
- Piiiiiiiiiiiii, pi pi pi...
- ¡¿Pero que pasa hoy?! Creo que esto no se soluciona ni pisando un millón de mierdas.
- ¿Qué pasa se ha cortado la llamada?
- Y parecía importante.
- Si, era Lye puedes probar suerte llamándola a su móvil.
- Tienes razón (saco el móvil y voy al grupo de familiares en la agenda de contactos) Aquí está Lye, llamando, ¡genial! Da señal.
- Laura perdona por colgarte pero estaba llamando desde el trabajo de extranjis y casi me pilla el jefe.
- Pues me has dado un susto de muerte, ya me imaginaba lo peor.
- Hombre, pues necesito tu ayuda pero no es un asunto de vida o muerte.
- Pues tú dirás.
- Igual es mejor que quedemos para hablarlo, es que no me atrevo a pedírtelo por teléfono.
- OH OH parece que va a ser un favor de los gordos, pero lo cierto es que ahora estoy muy liada...
- Por eso, no te preocupes, mañana te invito a cenar y lo hablamos.
- Muy bien, además yo también tengo novedades.
- Entonces quedamos así. Mañana sobre las nueve de la noche, te paso yo a recoger.
- Perfecto, pues hasta mañana entonces. (cuelgo el teléfono y me dirijo a Garfiel) Que es lo que me he perdido.
- Eh...
- Dios mío, esa cara no me da buena espina.
- Es que no creo que te guste lo que ha pasado.
- Vamos tío suéltalo ya que me estas poniendo más nerviosa si es posible.
- Pues... (traga saliva mientras se pasa la mano por la cabeza)
- ¡¡¿Garfiel?!!
- Creo que debes cambiarte el apellido por el de Corleone.
- ¿Qué quieres decir?
- Que tu hermana va camino de convertirse en una mafiosa con todas las de la ley, o mejor haciendo todo lo contrario que dice la ley.
- Te lo voy a pedir por favor, ¿Puedes andarte sin rodeos?
- Ahí va. Lo del tráfico de armas es solo el principio, han hablado de otro tipo de mercancía.
- ¿Qué mercancía?
- Drogas.
- No puede ser, no puede ser, se nos tiene que estar pasando algo.
- Pues como no se lo preguntes a ella, yo te cuento lo que he visto, ni más ni menos.
- Tienes razón otra vez.
- Si, hoy me estoy luciendo.
- Pásame la grabación al móvil, necesitaré pruebas por si lo niega todo.
- Vale, pero mejor te lo envió en un correo electrónico encriptado y con contraseña, ¿todavía tienes el programa que te pase para estos casos?
- Claro que si.
- Es lo mejor en este caso, el Bluetooth puede ser muy traicionero y si el video fuera a parar a las manos equivocadas...
- No quiero ni imaginármelo.
- Puede que llegue el momento en el que seas tu misma la que se vea obligada a entregárselo a la policía.
- No adelantemos acontecimientos.
- Bueno, el video ya está enviado.
- ¿y mi hermana?
- Terminó hace rato con el encuentro, se está moviendo según el GPS.
- Será mejor que me marche a casa y la espere allí. Esta va a ser una noche muy larga.
- ¡Oye! ¿tú no venías para pedirme algo?
- Si pero puede esperar.
- Entendido. Ya me contaras que tal.
- Vale, nos vemos.

Salgo de la tienda sin ser capaz de sacar las imágenes que acababa de ver de mi cabeza, intentando analizar cada uno de los gestos buscando una explicación menos negativa, porque la de que mi hermana esté haciendo meritos para forjarse un nombre como traficante no me gusta una mierda, si solo le falta ir metiendo cabezas de caballo en la cama para asustar a sus enemigos y decir “nadie se mete con la mía familia” menos mal que es francesa y no italiana porque sino sería la versión femenina de esa película, “La Madrina”, solo en los mejores cines y ahora en 3D.
Estos pensamientos me hicieron compañía hasta que al intentar abrir la puerta del piso me di cuenta de que había algo detrás de ella que dificultaba la maniobra, ¡pero que diablos!, veo que la alfombra del salón estaba movida y alguno de mis archivadores estaban esparcidos por el suelo.
Alguien ha entrado en mi casa, entonces escucho un ruido que viene de la habitación, parece que las visitas todavía no se han marchado. El corazón se me acelera al pensar que puede ser alguno de los nuevos amigos de mi hermana, aunque dispongo de la licencia de armas como no soy partidaria de ellas no tengo ninguna en casa, sin embargo en estos momentos cambiaría mis principios sin dudarlo, quien me diera tener una pistola, una katana o mismo un bate de béisbol a mano, si salgo de esta le puedo encargar una a mi hermana seguro que me hace buen precio.
Echo un vistazo a mí alrededor y pienso que el jarrón de la entrada parece bastante consistente para usarlo como arma, un jarronzazo en la cabeza bien dado sin duda lo dejaría inconsciente. Con el jarrón en alto me dirijo a la habitación, el corazón me late tan fuerte que me da la impresión de que se podría escuchar a diez metros de distancia, la puerta esta entreabierta y sin ninguna duda hay alguien haciendo ruido en el interior, extiendo el brazo para abrir la puerta completamente, respiro hondo y cuento: uno, dos y tres, le doy un empujón mientras me preparo para el ataque...

- Gua gua.
- ¡Ah, coño un perro!
- Gua gua gua. (se abalanza sobre mi y empieza a babearme)
- ¡Quita chucho! ¿de donde diablos has salido?
- Pues me lo han dejado a mí y yo lo he metido en tu piso porque no paraba de pelearse con mi Bolita, mi gatito Persa. (aparece Lola en escena observando sorprendida el espectáculo)
- ¡Lola! Pues me ha dado un susto de muerte, pensé que...
- ¿Qué pensaste?
- Que había entrado un ladrón a robar, por eso llevaba el jarrón.
- Ah, bo. (dice desilusionada)
- Me puedes decir quien me envía el perro.
- Pues creo que es de tu hermana.
- Pero será, no le llega con venirse ella que además me trae el perro, además este que no hace más que babearme, ¡quita chucho!
- Pero si es un encanto mira que ojitos tiene, por cierto es una perra y se llama Agatha.
- Si un encanto (digo irónicamente mientras me la saco de encima), Dejémosla aquí mientras recojo el salón. (le hago un gesto amable a Lola para que salga de la habitación primero)
- Menudo estropicio te ha hecho.
- Nada que no tenga solución. Yo no quiero parecer maleducada pero tengo muchas cosas que hacer...
- No te preocupes te ayudo a recoger.
- No hace falta Lola, gracias (parece que no coge las indirectas)
- En serio, a mi no me cuesta nada, no tengo nada mejor que hacer.
- Gracias de nuevo pero no hace falta (le digo mientras la dirijo hacia la puerta)
- Por cierto todavía no me has dicho cuando vienes a cenar con mi hijo.
- Es que estoy muy liada, en cuanto tenga una noche libre sin falta voy a esa cena encantada.
- Te tomo la palabra.
- Claro, adiós Lola.

Cierro la puerta, dejo el jarrón en su sitio y respiro profundamente mientras me siento en el sofá, cuando pensaba que no me podía pasar nada más... ZASCA!! Ahora tengo mascota. En que más líos me va a meter mi queridísima hermana, vaya, hablando de Roma por la puerta asoma.

- Bon soir hermanita, ya estoy en casa. ¿Qué ha pasado ici?
- Pues que ya ha llegado Agatha, tu Basset Hound.
- ¡¡Magnifique!! ¿Te pasa algo? ¿Estas muy sérieux?
- Será mejor que te sientes, tenemos que hablar.
- Ya se que ne t´avise de que traía a Agatha mais ne la podía dejar en Francia.
- No es por eso.
- Pues tu dirás hermanita (se sienta a mi lado y me sonríe)
- Yaiza, ¿Dónde has estado?
- Esa mirada... Que te parece si cenamos algo, je lo prepare (se levanta rápidamente del sofá)
- Yaiza, ¿estas traficando con armas?
- Touche, tarde o temprano lo tenías que descubrir.
- Así que no lo niegas.
- Ne pouve negar lo evidente, certainment tendrás hasta pruebas.
- ¡¿pero en que estas pensando?! (me levanto y me pongo en frente de ella)
- Ne lo hago por gusto. (agacha la cabeza y vuelve a sentarse en el sofá)
- Pues no es lo que parecía cuando tonteabas con Scorpion.
- ¿Cómo sabes eso?
- La camisa que te has llevado.
- ¿Qué le pasa? C´est mía.
- No, es un prototipo que me ha prestado Garfiel, lleva una cámara espía incorporada y tengo grabado todo el encuentro con intercambio de mercancía incluido.
- Incroyable.
- Lo increíble es que seas una traficante, ¿Qué pretendes?
- Nada, es una histoire muy larga.
- Tengo todo el tiempo del mundo pero muy poca paciencia, así que, será mejor que empieces a hablar.
- Très bien, te lo contaré todo...



CONTINUARÁ...